El 2 de junio, los mexicanos eligieron a la ex alcaldesa de la Ciudad de México y candidata del partido gobernante, Claudia Sheinbaum, como su próxima presidenta. Con un mandato electoral contundente, así como con una mayoría calificada en el Congreso, Sheinbaum ha prometido continuar el proyecto de la “Cuarta Transformación” de su predecesor, enfocado en reducir la pobreza, combatir la corrupción, promover la justicia social y lograr una distribución equitativa del ingreso bajo un estado fortalecido. En medio de esta mezcla de continuidad y cambio, Estados Unidos podría tener una oportunidad para reconstruir la deteriorada cooperación entre ambos países en materia de seguridad y reducción de la violencia, una de las prioridades de Sheinbaum y algo que será imposible de lograr sin una estrecha cooperación con Estados Unidos.
Sin embargo, primero, Estados Unidos tendrá que decidir si se hace de la vista gorda ante las tendencias antidemocráticas que están tomando fuerza en México y se enfoca en temas parroquiales concretos en una especie de pacto Faustiano o si toma la relación como un paquete completo. También podría elegir un enfoque híbrido y más lento, comenzando con las preocupaciones más inmediatas de seguridad y migración, construyendo así la credibilidad necesaria para luego abordar los problemas de retroceso democrático y tendencias autoritarias en México.
Los desafíos que enfrenta Sheinbaum serán difíciles de afrontar en una nación con niveles persistentemente altos de violencia, instituciones débiles y retroceso democrático. Sin embargo, ella tiene la oportunidad de aprovechar el capital político que heredó del presidente saliente de México, Andrés Manuel López Obrador —más conocido como AMLO— mientras se independiza y utiliza su talento para solucionar problemas de manera pragmática cuando sea necesario para aportar nueva energía y obtener resultados inmediatos.
Rompiendo el techo de cristal mientras se normaliza el discurso
En la sociedad tradicionalmente patriarcal mexicana, la elección de Sheinbaum marca la culminación de una larga lucha por parte de mujeres y organizaciones feministas, quienes primero exigieron el derecho al voto en 1953 y lograron la aprobación de una ley de paridad total en 2019. Esta ley permite la participación balanceada de género en posiciones de poder y toma de decisiones en todas las esferas de la vida política municipal, estatal y federal. Con esta última victoria legislativa, las mujeres mexicanas han ampliado su presencia política y ahora encabezan el Instituto Nacional Electoral (INE), la Suprema Corte de Justicia y la Secretaría de Gobernación, el puesto más importante en el gabinete de AMLO. Además, 13 de los 32 estados tendrán gobernadoras después de estas elecciones.
En la sociedad tradicionalmente patriarcal de México, la elección de Sheinbaum como presidenta marca la culminación de una larga lucha por parte de mujeres y organizaciones feministas.
Es probable que Sheinbaum sea un soplo de aire fresco en comparación con el discurso constante, divisivo y polarizador que AMLO transmite cada mañana en su conferencia de prensa diaria. Ella creció en una familia judía laica y activista. Ha tenido una exitosa carrera académica como reconocida física y cuenta con un doctorado en ingeniería energética y experiencia en cambio climático. Dada su formación académica y su perspectiva de ingeniera para la resolución de problemas, se le conoce por tomar decisiones bien pensadas después de haber analizado datos y consultado a asesores, en contraste con AMLO, quien ha gobernado basándose en sus emociones y creencias ideológicas.
Violencia fuera de control
Uno de los problemas más urgentes que enfrentará Sheinbaum es la violencia criminal y política. Esta última ha sido una constante durante las elecciones, demostrando la creciente presencia e influencia del crimen organizado a nivel nacional. El 29 de mayo, Alfredo Cabrera, candidato de la oposición a la alcaldía de Coyuca de Benítez, Guerrero, fue asesinado a tiros en medio de un acto de campaña. El homicidio fue capturado en un video que rápidamente se volvió viral y conmocionó al país cuatro días antes de las elecciones. Sin duda, fue la culminación de un proceso electoral violento, con 37 candidatos asesinados, 131 amenazados y 17 secuestrados. Los partidos de oposición sufrieron la mayoría de los atentados e insistieron en que era un alto riesgo hacer campaña bajo esas condiciones. AMLO, en su conferencia de prensa diaria, desestimó tales afirmaciones y sostuvo que la narrativa sobre la violencia se utilizaba sólo para disminuir sus logros. Un día después de la victoria de Sheinbaum, Yolanda Sánchez, alcaldesa de Cotija, Michoacán, fue asesinada por hombres armados en una camioneta mientras salía de un gimnasio.
Uno de los problemas más urgentes que enfrentará Sheinbaum es la violencia criminal y política.
Pero la minimización del problema por parte de AMLO no convence a los mexicanos que han experimentado el sexenio más violento, a comparación con gobiernos anteriores a partir de 2006, con 187,186 homicidios desde diciembre de 2018. La política de AMLO contra la violencia llamada “abrazos no balazos”, que se enfocó en una serie de políticas de reducción de la pobreza y desigualdad para la juventud mexicana, así como en la despenalización del consumo de drogas, fue un fracaso absoluto en un país donde la principal causa de muerte de los jóvenes mexicanos es el homicidio. Según Eduardo Guerrero Gutiérrez, experto en seguridad y crimen y director de Lantia Consultores, la falta de acción efectiva por parte del gobierno ha hecho que el problema del crimen organizado sea más complejo, ya que los cárteles han aumentado su presencia territorial, ganando más control local y expandiendo sus actividades hacia la extorsión, trata de personas y venta ilícita de combustible, mientras aumentan su capacidad militar y se enfocan en el reclutamiento de niños y jóvenes.
Mientras enfrenta el problema del crimen y la violencia, Sheinbaum podría prestar especial atención a la violencia de género, que AMLO ha desestimado consistentemente, a pesar de que México ocupa el lugar 11 en el mundo y el segundo en feminicidios en América Latina, sólo después de Honduras. A pesar de las estadísticas que indican que de 10 a 11 mujeres son asesinadas cada día en México, con 2,580 asesinatos acumulados en 2023, los fiscales mexicanos no procesan la mayoría de estos homicidios como feminicidios, y las familias de las víctimas sufren debido a la ineficiencia, la falta de interés y los altos niveles de impunidad.
Durante su campaña, Sheinbaum propuso la creación de una fiscalía que investigue cada homicidio de una mujer como feminicidio, un paso bienvenido dado la existente falta de acceso a la justicia y la constante revictimización. Su desafío, sin embargo, será pasar de las intenciones a la realidad en un país cuyo sistema de justicia es débil y depende de las fuerzas armadas para la seguridad pública, una política que ella parece dispuesta a continuar a pesar del historial negativo de las fuerzas armadas sobre derechos humanos y la seguridad de las mujeres, así como su falta de idoneidad general para el trabajo policial convencional. Una vez más, como usualmente lo ha hecho cada gobierno entrante, buscará reconstruir todo un sistema de seguridad pública y justicia roto.
Auge autoritario, ¿retroceso democrático?
Sheinbaum no solo ganó con una mayoría abrumadora, 32 puntos sobre su rival más cercana de la oposición, Xóchitl Gálvez, sino que su partido, Morena, y sus aliados, obtendrán una mayoría calificada en la Cámara de Diputados y una mayoría simple en el Senado. En este caso, se abrirá la puerta para la aprobación de las 20 reformas constitucionales de AMLO, conocidas como "Plan C," que debilitarán aún más el sistema de pesos y contrapesos en el sistema político mexicano.
Esta propuesta legislativa eliminaría los escaños de representación proporcional, reduciría los escaños en ambas cámaras del Congreso y elegiría por voto popular a todos los consejeros electorales del INE así como a los jueces del Tribunal Electoral. AMLO también propone destituir a todos los jueces actuales y elegir nuevos candidatos para la Suprema Corte por voto popular, lo que ostensiblemente representa la voluntad del pueblo y no los intereses privados, pero que en realidad debilitará la independencia de la corte, parte de una tendencia regional. AMLO también propone eliminar siete instituciones autónomas y reguladoras, incluido el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos y la Comisión Federal de Competencia Económica, creadas para la fiscalización gubernamental y la transparencia, a las que ha criticado abiertamente.
Con todos estos cambios constitucionales propuestos, AMLO eliminaría los mecanismos de rendición de cuentas y concentraría el poder en el ejecutivo, evocando recuerdos de los presidentes autoritarios, populistas y todopoderosos del Partido Revolucionario Institucional, o PRI, de las décadas de 1970 y 1980. El nuevo Congreso tomará posesión el 1 de septiembre. AMLO, quien deja el cargo el 1 de octubre, ha dicho que presionará para la aprobación de las reformas judiciales. Mientras tanto, Sheinbaum ha intentado calmar el mercado de valores insistiendo en que es necesario tener un diálogo abierto y lograr un consenso antes de formalizar cualquier reforma.
Desafíos en la relación entre EE. UU. y México
Sheinbaum heredará una relación deteriorada con su vecino del norte, pero una que no puede ignorar si quiere lograr los ambiciosos objetivos que ha planteado. Como explica John Feeley, quien se desempeñó como jefe adjunto de misión y encargado de negocios de Estados Unidos en México. "el diálogo entre EE. UU. y México se ha convertido en una especie de teatro kabuki, con líderes de alto nivel profesando gran satisfacción, pero los funcionarios gubernamentales a nivel operativo tienen prohibido cooperar más estrechamente y ambos lados sienten frustración". También señaló que "muchos miembros de la clase media y las élites mexicanas están frustrados porque Estados Unidos ha guardado silencio mientras AMLO ha atacado al INE, a la prensa y ha consolidado el poder en manos de un ejecutivo cada vez más poderoso".
Sheinbaum heredará una relación deteriorada con su vecino del norte, pero una que no puede ignorar si quiere lograr los ambiciosos objetivos que ha planteado.
El desafío de Sheinbaum, según Feeley, será continuar la Cuarta Transformación permitiendo "un mayor nivel de transparencia y genuina franqueza en la relación bilateral en temas como seguridad, democracia, libertades civiles, comercio y migración."
Dada la violencia descontrolada y la presencia ampliada del crimen organizado en México, la seguridad es una necesidad urgente para ambos países. Estados Unidos debería aprovechar la oportunidad para acercarse a la presidenta electa Sheinbaum y ofrecer revivir la cooperación bilateral en seguridad y lucha contra el narcotráfico, como se intentó durante el período inicial de la Iniciativa Mérida. México se beneficiaría de una nueva relación que fomente una mayor cooperación entre las instituciones de seguridad e inteligencia, al tiempo que canalice la asistencia en seguridad para fortalecer las instituciones judiciales y de seguridad que enfrentarían más eficazmente la violencia, combatirían la corrupción y promoverían la transparencia. El enfoque pragmático de Sheinbaum para resolver problemas, como demostró cuando era alcaldesa, podría, después de décadas, finalmente conducir a establcer una base sólida para las instituciones judiciales y de seguridad de México que lleve a la continuidad y permanencia, rompiendo con la reestructuración destructiva y contraproducente de las funciones de seguridad y judiciales cada seis años.
Sheinbaum también podría recurrir a su tiempo como alcaldesa, donde trabajó estrechamente con las fuerzas del orden estadounidenses para frenar la violencia criminal y reducir los homicidios, para convencer al ala radical de Morena de hacer a un lado su postura nacionalista de oponerse a la intervención estadounidense y aceptar que, dada la naturaleza del crimen transfronterizo, ambos países simplemente se necesitan mientras navegan la violencia y el caos que las organizaciones criminales han causado en ambas sociedades. Esto podría ser una ventana de oportunidad para aumentar la cooperación y, en el proceso, ofrecer a Estados Unidos una base sobre lo que construir sus objetivos adicionales de frenar el avance autoritario y el retroceso democrático, al tiempo que se fomente una mayor cooperación en materia de migración.
Lucila Del Aguila Llausás es oficial senior de programas del programa de América Latina de USIP.
PHOTO: Claudia Sheinbaum, exalcaldesa de la Ciudad de México, es la primera mujer y la primera persona judía en ser elegida presidenta de México. (Fred Ramos/The New York Times)
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